Si no encuentras la información, no dudes en consultar por whatsapp o el formulario web

Lo primero es darle seguridad, con cariño, juegos y poco a poco ir mostrando indiferencia frente a sus mordidas. El peor castigo para él será la indiferencia, es decir espacios pequeños de no jugar, no mimar, no premiar.

Por el contrario premiar las ocasiones en que no nos mordió, o nos mordió despacio, o soltó al primer ¡No!

Me gusta hacer la diferencia que cuando los hurones están jugando bruscos y los perseguimos, tapamos con una manta y estamos en un juego efusivo y brusco no se le pide controlar la intensidad de esa mordida, al menos no durante las primeras semanas e incluso meses de entrenamiento. Esa mordida es responsabilidad nuestra evitarla, poniéndonos un elemento blando en nuestras manos para protegerlas, por ejemplo un calcetín, peluche o un cojín, de modo que ese elemento reciba las mordidas del juego y no nuestra piel.

Y por supuesto, dosis extras de paciencia e ingenio personal.